Abro aquella puerta y antes de entrar pienso
que al estar del otro lado, no podré regresar,
estoy aquí, por fin, frente a un nuevo comienzo
sintiendo que no hay otro modo de empezar.
Me encuentro rodeada entre cuatro paredes,
una entrada frente a mí y dos a cada lado,
atrapada como un pez entre las redes,
de aquel destino desenfrenado.
Sobreviviendo en la bulimia de ese amor
compensando ese espacio reservado
destinada a enfrentar ese dolor
causado por los rechazos del pasado.
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